La Delicia de Yahweh
En el relato de la creación se
presenta a Yahweh creando el mundo en seis días. Sin embargo, al analizar cada
día de la creación nos podemos dar cuenta que ésta tiene tres etapas. En la
primera etapa se exponen los tres primeros días, en los cuales Dios crea un
espacio para ser llenado. De esta manera, en el primer día Dios crea la luz y
las separa de las tinieblas que cubrían la tierra. A la luz la llamó día, y a
las tinieblas, noche (Gén. 1:1-5). El versículo 5 nos dice que "fue la
tarde y la mañana el primer día," dando a entender que también tuvo una
delimitación de tiempo.
En el segundo día, Dios aparta
las aguas, algunas las pone en el firmamento y las llama Cielos, y otras las
deja en la tierra (vers. 6-8). Este día también fue medido por el tiempo. El
tercer día, Dios junta las aguas que quedaron en el planeta, y las separa para
que aparezca el suelo seco, a las aguas llama Mares, y al suelo, Tierra.
Entonces, dijo Dios, que ese suelo debía producir hierba verde, hierba que
diera semilla, y árboles frutales. Y una vez más, el tercer día finaliza con,
"y fue la tarde y la mañana."
En el tercer día termina la
primera etapa de la creación. Ahora Dios ha preparado un espacio que va a ser
llenado en los siguientes tres días.
El cuarto día creó Dios las
lumbreras del firmamento, el sol, la luna, y las estrellas, para que éstas
señalaran los días y las estaciones (vers. 14-19). El lector notará que en el
cuarto día Dios creó las cosas que debían llenar el espacio del primer día. Es
un paralelo,
Día 1
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Día 4
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Luz
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Sol
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Noche
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Luna y estrellas
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En el quinto día, Dios crea
las cosas que debían llenar el espacio del segundo día, el firmamento y las
aguas. De esta manera tenemos que Dios crea en las aguas los peces y las
criaturas marinas, y en los cielos a las aves (vers. 20-23).
Día 1
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Día 4
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Luz
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Sol
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Noche
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Luna y estrellas
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Día 2
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Día 5
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Cielos
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Aves
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Mares
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Peces
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En el tercer día Dios había
separado el mar y el suelo, y había producido la hierba y los árboles. Pues en
el sexto día Dios crea las cosas que debían llenar dicho espacio, por eso se
lee, "Y dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género,
bestias y reptiles y animales de la tierra según su género. Y fue así. E hizo
Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo
animal que se arrastra sobre la tierra según su género. Y vio Dios que era
bueno. Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra
semejanza; y señoree sobre los peces del mar, sobre las aves de los cielos,
sobre las bestias, sobre toda la tierra, y sobre todo reptil que se arrastra
sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó;
varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios; y les dijo Dios: Fructificad y
multiplicaos, y llenad la tierra y sojuzgadla, y señoread sobre los peces del
mar, y sobre todas las bestias que se mueven sobre la tierra. Y dijo Dios: He
aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre la faz de toda
la tierra; y todo árbol en que hay fruto de árbol que da semilla, os será para
comer. Y os he dado a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los
cielos, y a todo lo que se mueve sobre la tierra en que hay vida; y toda planta
verde les será para comer. Y fue así. Y vio Dios todo lo que había hecho, y he
aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día
sexto" (vers. 24-31). De esta manera, Dios llenó el espacio creado el
tercer día, con las criaturas del sexto día. Pero, ¿No se supone que la
creación es de siete días? ¿Qué sucede en el séptimo día?
Día 1
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Día 4
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Luz
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Sol
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Noche
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Luna y estrellas
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Día 2
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Día 5
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Cielos
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Aves
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Mares
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Peces
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Día 3
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Día 6
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Suelo
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Animales
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Hierba
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Hombre y
Mujer
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Arboles
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La Biblia registra, "Y
fueron acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. Y acabó
Dios en el día séptimo su obra que hizo, y reposó el día séptimo de toda su
obra que había hecho. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en
él reposó de toda su obra que Dios había creado y hecho" (Gén. 2:1-3). El
séptimo día fue especial en la creación, pues no tiene un paralelo con los días
anteriores, el espacio a llenar no pertenece a ningún día de la creación. En el
séptimo día hay un espacio a llenar, pero no puede ser llenado por ninguna
criatura, sino que es llenado por la presencia de Dios. Es en el séptimo día
que Dios termina su obra creadora, pues toma el séptimo día y lo entrega a su
creación como un especial tesoro. ¿Cómo sabemos que el sábado no es de este
mundo? Los días anteriores estaban delimitados por el tiempo, cada uno de
ellos, dice la Biblia, se componían de la tarde y la mañana. Pero el sábado no
tiene tarde y mañana, significa esto, que el sábado es eterno como el Creador.
En ese primer sábado, Adán y Eva debían observar el ejemplo del Creador, y como
Él se gozaba en su creación, es por eso que hasta que Dios no llenó el sábado
terrenal con su presencia, no fue bendecido ni santificado. La palabra bendecir
se traduce del hebreo בָרַךְ [barak] y significa, arrodillarse para adorar, o
consagrar algo a una deidad, en este caso, es Dios quien consagra el séptimo
día. La palabra santificar proviene del hebreo קָדַשׁ [qadash] y significa, separar algo para uso sagrado.
Así que Dios con su "reposo" consagra el séptimo día y lo separa para
un uso sagrado. Ahora con ese gran ejemplo, Adán y Eva pueden guardar el
segundo sábado de la creación.
Alguno podría preguntarse,
¿Por qué reposó Dios? ¿Estaba cansado? ¿Qué significa ese reposo? El profeta
Isaías deslumbra lo siguiente, "¿No has sabido, no has oído que el Dios
eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se
fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance" (Isaías
40:28). ¿Entonces por qué reposó? Los diez mandamientos nos ayudan a comprender
mejor este asunto, pues allí dice, "Te acordarás del día sábado, para
santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; pero el séptimo día
es el sábado de Jehová tu Dios: no harás en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni
tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni tu extranjero que está
dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová el cielo y la tierra, el
mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto,
Jehová bendijo el día sábado y lo santificó" (Éxodo 20:8-11). En hebreo
hay dos verbos para descanso, el primero es שָׁבַת [shabath] que significa, cesar, terminar, acabar,
descansar, y hace referencia al acto de terminar algo. Por ejemplo, en Génesis
8:22 dice que mientras la tierra permanezca, la sementera y la siega no
terminaran [shabath]. El segundo verbo es נוּחַ [nuaj], que también se traduce por descansar. Sin embargo,
nuaj hace referencia a otro tipo de
descanso, en Génesis 8:4 dice, "y reposó el arca en el mes
séptimo..." No es que el arca estuviese cansada, sino que se asentó en un
lugar. En Génesis 2:2-3 se utiliza el verbo shabath
para indicar que Dios había terminado su creación para luego bendecir y
santificar el sábado. Mientras que el cuarto mandamiento se usa el verbo nuaj, e indica que la presencia de Dios
se asentó en el sábado, y por eso debe ser consagrado y separado para Dios.
Solo la presencia de Dios hace santas las cosas, los lugares, el tiempo, y al
hombre (Éxodo 3:1-5; cf. Josué 5:13-15).
Aunque Dios entregó el sábado
para beneficio del hombre (Marcos 2:27), esto no le da derecho al hombre a
pisotear el sábado. Yahweh en Isaías 58 advierte, "Si retrajeres del
sábado tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y al sábado llamares
delicias, santo, glorioso de Jehová; y lo honrares, no andando en tus propios
caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras; entonces te
deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te
daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Jehová lo ha
hablado (Isaías 58:13-14). El acto de pisar en la Escritura simboliza el hecho
de tomar algo en posesión, a Josué se le prometió que todo lo que la planta de
su pie pisara, Yahweh le iba a entregar por dominio (Josué 1:3). En la profecía
mesiánica de Génesis 3:15, dice que la simiente prometida pisaría la cabeza de
la serpiente, como un acto de posesión de lo que la serpiente había robado a
Adán. Así que Isaías 58 invita al creyente a no tomar el sábado como suyo,
porque no lo es, el sábado es de Dios (Ezequiel 20:12, 20), pero el Creador se
lo prestó al hombre para su beneficio. Cuando el hombre comprenda que el sábado
es para su beneficio, especialmente para entrar en una relación íntima con su
Creador y Salvador, entonces, se va a deleitar en Yahweh, así como Él se
deleitó en la creación. El sábado es la delicia de Yahweh.
Que Dios te bendiga,
Jan
H. Molina
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